Este hechizo comienza en la oscuridad.
Noche de luna negra, negra luna.
La noche de los tiempos, la noche ancestral, la noche infinita.
Las leonas y leones pueden ver perfectamente en la oscuridad.
Las noches de luna nueva salen a cazar.
Esta es una invitación a salir a la oscuridad.
Según el decir mapuche, la noche es la hora de los pumas, los pumas son los guardianes de la noche, Ngenpun.
Cuentan que las noches de luna negra, negra luna, los pueblos que todavía conservan la memoria viva, que todavía
viven con los pies en la tierra, y no han perdido su orientación vital, no se enciende ningún fuego, fuego ninguno. Todas y todos nos reunimos en la oscuridad, en la oscuridad nos reunimos.
Cuentan que se enfrenta la oscuridad sin fuegos, y todas juntas. Sólo la luz de las ancestras. En la oscuridad,
brillan más las estrellas. Nos reunimos a mirarlas claramente, sin interferencias; a escuchar a las ancestras, con toda la claridad de la oscuridad.
Quienes no escuchan a sus ancestras, pierden su rumbo, su orientación, se pierden a sí mismas.
Así hacían nuestras ancestras desde hace literalmente miles de años, cada luna nueva. Así siguen haciendo cada
luna negra, negra luna, en todo el mundo, los pueblos que aún saben quiénes son, dónde están parados, de dónde venimos. Así hacen las Hadza, las bosquimanas, las tribus libres en todos los continentes.
Así nos unimos, una vez más, al ritmo vital, danzando con la Luna.
Esta es una invitación a danzar con la oscuridad, con la Luna y las ancestras.
Las noches sin luna salen las manadas de leones a cazar, en grupo.
Las noches sin luna nos reunimos a cantar juntas, cantar y bailar, sin fuego alguno, en la oscuridad.
Juntas enfrentamos la oscuridad. Juntas en la oscuridad enfrentamos los miedos.
Juntas cantamos, llamando a las ancestras, el espíritu en la música, contagiándose, pasando de cuerpo en cuerpo,
hasta levantarnos, hasta movernos a todas juntas. Los espíritus ancestrales, animales, estelares, todas animando los mismos cuerpos, todas danzando juntas, una vez más. Juntas con todos los pueblos que aún mantienen el ritmo.
Cuentan que los ritos abren el paso al Tiempo Mítico, la primera creación; la Era del Sueño.
Donde todo fluye y deviene libremente, mujeres y hombres devienen animales, todo cambia fluídamente de género de forma de edad, todo fluye, como antes de la tiranía de la fijeza.
Donde todo fluye y deviene libremente, mujeres y hombres devienen animales, todo cambia fluídamente de género de forma de edad, todo fluye, como antes de la tiranía de la fijeza.
Volvemos a estar presentes, junto a las ancestras y las mujeres y hombres verdaderos, con cada luna nueva, con
cada luna llena. Conjugamos nuestros ritos, nuestros cantos y danzas, con las suyas, como siempre, como el eterno presente. La Era del Sueño nunca terminó.
Hay una Serpiente durmiendo en la Luna negra. Hay una Serpiente durmiendo en nuestra sangre.
Ahora está despertando.
El verdadero Hain ha vuelto, una vez más. Con la Luna volvemos a recordar, volvemos a conspirar con nuestras
ancestras; nos entretejemos.
Volvemos a soñar juntas, los akelarres siempre continúan, siempre abiertos, a quien sepa cómo llegar, a quienes
recuerdan, a las que saben volar.
El verdadero Hain ha vuelto, y sigue creciendo. Subterráneamente, pactos y vínculos, raíces y micelios, y sigue
floreciendo, rompiendo el cemento, creando suelo fecundo, floreciendo y dando frutos. No puede ser detenido. Por eso los patriarcas hieden a miedo, por eso se desesperan.
Nuestra hermandad es la fuerza, nuestra hermandad con la Tierra, nos vuelve a levantar. Nuestra hermandad es
la fuerza de la Tierra. Los oasis avanzan reverdeciendo el desierto. Nuestro Amor florece y da frutos.
Cuentan que la Luna creciente se va llenando con las almas de quienes se van, iluminándose hasta llenarse. Y
la Luna menguante se va vaciando con las almas de quienes vuelven, hasta la Luna negra.
Así también vamos palpitando al ritmo de la Luna, nuestros latidos de amor y guerra; nuestro corazón compartido.
Las noches de Luna llena, los linajes humanos salen de cacería.
Cada Luna nueva volvemos a abrazarnos, a cantar y celebrar nuestro amor, nuestra vida, nuestra Tierra, a compartir
y cultivar nuestra fuerza, junto a todos los pueblos aún libres en todos los continentes. Cada Luna llena volvemos a salir a cazar, junto a todos los pueblos que aún conservan la memoria viva, destruimos lo que amenaza toda la vida.
Juan
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